5 de abril de 2015

El hambre 2

Él la inmovilizó por la espalda. Hice la incisión justo donde terminaban las costillas y metí la mano, aunque pasó muy rápido todo me parecía que iba a cámara lenta. Ella chillaba como una cerda mientras yo palpaba el camino para arrancarle el corazón, cuando llegue a él lo agarré. Tenía casi todo mi antebrazo dentro de ella, estaba caliente y notaba su respiración. Mi mano agarraba su corazón palpitante cuando tiré. Tiré de él tan fuerte que pude enseñárselo y comérmelo antes de que muriese.
Estaba tan excitada por lo que acababa de hacer. Cuando me acerqué a él, la soltó. Empezamos a besarnos apasionadamente. Nos desgarramos la ropa y nos tumbamos sobre el charco de sangre. Él se puso sobre mí, alargo el brazo y rebuscó en el cadáver. Sacó los riñones y se los puso en la boca, me pasó uno de ellos con un beso y empezamos ha hacerlo salvaje mente.
Al terminar nos limpiamos y nos pusimos ropa antes de despedirnos.
-Te he metido mi tarjeta en el bolsillo -dijo rompiendo el silencio- llámame solo cuando te haga falta -estaba sonriendo- Ya eres libre, elige un nombre y te mandaremos documentos a tu nueva casa.
-A partir de ahora me llamare Debora- estaba tan satisfecha por haber terminado.
-Recuerda que puedes conseguir órganos en cualquier funeraria.
-Lo se, tenéis gente en todas partes.
-Lo que te he enseñado con esa chica -dijo señalando al cadáver - es como matar a uno de los nuestros.
Salió de por la puerta sin decir nada más.
Llevaba semanas viviendo en aquella casa. Todo me resultaba tan aburrido y solitario que decidí crearme una amiga. Conocí a una chica muy divertida a un bar así que la lleve a casa. Estuvimos horas hablando, cuando se giró para coger su chaqueta para irse le mordí el hombro. Cargué con su cuerpo hasta el sótano y la encadené mientras iba a por órganos. Se despertó cuando bajaba al sótano.
-¿Qué me has echo? ¿Por qué esto encadenada?- el miedo asomaba en sus ojos.
-Te lo explicare mas tarde, ahora come- dije mientras le tiraba un tupper lleno de órganos a su lado.
-¿Por qué quiero comerme esa asquerosidad? ¡Estas enferma! no pienso hacerlo, soy vegetariana- me miró enfadada- Comer carne va en contra de mis principios y comer órganos aun mas.
- Jajajajaja eso ya no es una opción -me reí aunque me perturbara que pudiese resistir tal necesidad- míralo por el lado bueno por lo menos no es de animal jajajaja.
Pasaron varias semanas. Vi cómo empeoraba, sus ojos se volvían rojos, sus uñas y dientes más afilados y se parecía un esqueleto con piel. Todos los días bajaba a darle órganos y ella se negaba. Esta vez tampoco aceptó los órganos pero una rata paso a su lado, ella estaba tan hambrienta que se la comió entera. Me dio mucho asco y pena ver en lo que se estaba convirtiendo, no podía mantenerla así, no podía seguir viendo día a día en lo que me hubiese convertido si me hubiese negado a comer. Me acerqué a ella.
-Hoy te voy a enseñar algo -dije mientras sacaba el cuchillo.
Hice la incisión y metí la mano. Cuando sostuve tu corazón palpitante la miré a los ojos y le dije:
-Así es como se mata a uno de nosotros -en cuanto lo dije le arranque el corazón.
Ella gritó pero ya era tarde. Me limpié, me cambié y busqué la tarjeta que me había dado. Su nombre y número estaban escritos de color dorado "James Smith".
-Hola, soy yo, necesito una limpieza de sótano -dije en cuando descolgaron.
-Entendido -dijo antes de colgar.
No pensaba cometer el mismo error dos veces.

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