14 de febrero de 2017

Una Carta de una hija a su padre

Te quiero. Aunque nunca te lo dije, se que tu lo sabias.
Se que hiciste lo que pudiste cuando era pequeña, para cuando te diste cuenta ya era mayor y nos entendíamos mucho mejor. Siempre has sido mejor abuelo que padre, me entristece mucho que mis posibles hijos nunca te tengan como abuelo, que no estés el día de mi posible boda, que no me veas independizarme, que no conozcas a mis gatos, que no fuésemos a pescar una ultima vez, que no jugásemos una ultima partida, que no pueda probar tu tortilla de patata y muchos otros platos una ultima vez, que no podamos tomarnos un ultima copa y que no pudiese despedirme.

Muchas veces repaso mentalmente el día anterior a tu muerte cuando te acompañe al medico y bromeamos con un paciente desconocido sobre que “mala hierba nunca muere”, también repaso el día de tu muerte y doy gracias a que no fui sola al mediodía porque no hubiese sabido que hacer aunque me atormenta que estuvieses tanto tiempo solo, me enfado con el impresentable de la funeraria por tener tan poco tacto de estar exigiendo de manera repetitiva un asiento hasta que nos enfadamos y mi novio dijo “puedes sentarte con el muerto” y yo “O en el váter”.

Echo de menos cuando jugábamos a videojuegos, escuchábamos música juntos, jugábamos a cartas, jugábamos todos a juegos de mesa, te ayudaba por la granja, te ayudaba a preparar los animales para comer, íbamos a pescar.
Aunque tu no pudiste hacerte el tatuaje que querías yo me he hecho uno simbolizando te a ti.
Odio tener que tirar cosas tuyas para tener que hacer sitio en los armarios.
Espero que perdones que no te quitase la cruz del pecho en tu funeral (cuando especificamos nada de cosas religiosas) y que todavía no me haya sentido capaz de esparcirte por el mar. Aunque seguramente nunca leas esto termino como empiezo con un Te quiero.

No hay comentarios: