Al despertarme fui directa al espejo a peinarme mi larga cabellera, me
miraba mis ojos color miel y no veía nada, me sentía tan vacía, tan sola. Me
prepare y salí sin ganas de casa rumbo al metro.
Nadie me miraba, todo el mundo me ignoraba. Seguía andando sintiéndome cada
vez peor hasta que me choque con un hombre atractivo de 1,80 rasgos masculinos,
una preciosa cabellera rubia y unos ojos verdes. Me puse roja enseguida
mientras pedía disculpas y mi corazón se aceleraba, él me miro sonrió y siguió
su camino.
El día en la oficina paso como siempre, aburrido y solitario. Salí deprimida
y me fui directa al bar de siempre. Me sirvieron mi Martini cuando alguien se sentó
a mi lado, mire y era él. Era aquel chico con el que me choque, mi corazón dio
un vuelco. Sonrió y dijo:
-¿Tu otra vez? Sera cosa del destino- y se sentó mas cerca de mi.
Pasamos horas hablando hasta que se ofreció a acompañarme a casa. Cuando nos
estábamos despidiendo en la puerta acerco sus labios a los míos y me beso
apasionadamente, mi corazón latía tan rápido que creía que se me iba a salir
del pecho. Una cosa llevó a la otra y termine invitándole a subir.
Empezó a desnudarme nada mas llegar a casa, entre besos y caricias me dijo
que quería atarme a la cama y accedí. En el momento en el que me ato cambio,
saco una cinta americana de su bolsa y me la puso en la boca. Se fue a la
cocina a por cuchillos, rayadores de queso y mecheros. Me entro tanto miedo al
verle entrar con todo eso.
Él sonreía mientras cogía el rayador de queso y me lo pasaba por mis pechos,
el dolor era insoportable, intentaba chillar, las lagrimas recorrían mis
mejillas. Siguió hasta que le apeteció coger el mechero y empezar a quemarme
las plantas de los pies. Estaba sangrando, ya no tenía pezones y no podía
apartar mis pies. Me quemo toda la planta del pie, se echo a reír y cogió el
cuchillo.
-Con este nuevo corte de pelo vas a estar mucho mas guapa- lo dijo con una
sonrisa malvada.
Me tiro del pelo y empezó a cortarme la piel de la cabeza, me dolía tanto
que creía que iba a desmallarme, cuando termino se lo puso sobre la cabeza.
-¿No crees que el peinado me queda mejor a mi que a ti?- se levanto a
mirarse en el espejo mientras lo decía.
Se acercó y me abrió el estomago, cogió unos intestinos los corto y se los
puso como si fuesen una boa. Estaba apunto de desmallarme cuando me corto el
cuello.
Vi como seguía jugando con mi cadáver. Sé que es raro que
empiece a escribir un diario nada mas morir pero con todo el tiempo que tengo
creo que puedo permitírmelo.